En la carrera para desarrollar un automóvil sin piloto, al gigante de internet Google tiene un fiero competidor: Mobileye. Esta 'start up' israelí afincada en Países Bajos es pionera en el desarrollo de sistemas de asistencia al conductor y tiene una propuesta más económica, con lo que aseguran que para 2016 tendrán preparados estos vehículos.
La propuesta de Mobileye se resumiría en la popular frase 'menos es más'. A diferencia de Google, que basa su proyecto en cámaras, sensores y antenas medidoras de frecuencias con un costo de varios miles de dólares, su idea se apoya en cámaras convencionales y un chip que cuesta sólo unos cientos de dólares.
Y es precisamente ser una opción menos costosa (y complicada) lo que está llamando la atención de los grandes fabricantes de coches, quienes sopesan constantemente entre la solución más barata y aquella que satisfará los estándares de calidad de las innovaciones tecnológicas.
Así, Mobileye ya está en los modelos de BMW Serie 5 y 7, Volvo S80, XC70 y V70, en los Buick Lucerne y en los Cadillac DTS y STS. Parte de este inicial éxito de mercado tiene que ver con la visión estratégica de la empresa: son conscientes de que aún faltan varios años para una conducción totalmente automatizada, sin embargo, no es razón para comercializar la tecnología por etapas. De este modo, a día de hoy, son funciones muy limitadas las que quedan automatizadas al tiempo que el mercado madura y se prepara para el cambio total.
En opinión de Ziv Aviram, cofundador y CEO de Mobileye, su tecnología es útil ahora mismo para detectar y evitar los alcances que se producen en los atascos, para ayudar a los conductores fatigados o a que los adictos a su teléfono envíen un email sin poner en peligro a los demás, según ha recogido el digital BusinessInsider.
Otra ventaja de esta implementación por etapas es que no arriesgan capitales elevados de inversión que pudieran comprometer su futuro, aspecto que no preocuparía en igual medida a Google. Sin embargo, la reciente venta del 25% del capital social a un fondo de cinco inversores por 400 millones de dólares aporta liquidez extra y, junto con sus competitivos precios, puede que el gigante Google tenga que empezar a preocuparse.
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