En España se venden ya más automóviles usados que nuevos, en una proporción de 2,5 a uno. Y aunque los modelos de segunda mano pueden ser una opción válida, conviene tener en cuenta que los más modernos protegen mejor que los veteranos en caso de accidente, y con independencia de su marca y precio. La clave, aparte del estado de conservación, está en la evolución tecnológica, que permite equipar a los coches de última generación con carrocerías más resistentes y airbags y cinturones más eficaces, que son los dos pilares básicos de la seguridad.
Las pruebas de choque de Euro NCAP, el laboratorio europeo, permiten apreciar el salto adelante logrado en la última década. Tras comparar el impacto frontal a 64 km/h de dos modelos equivalentes, el Alfa RomeoGiulietta de 2010 y su predecesor de 2001, el Alfa 147, las diferencias son notables. El análisis de los dummies – los robots con sensores que se utilizan en las pruebas- no mostró riesgo de lesiones para el conductor del Giulietta, que salía ileso. En cambio, revelaba daños en los pies, piernas y tórax del piloto del 147. Y basta mirar las fotografías para apreciarlo: mientras el Giulietta mantiene su estabilidad estructural, la carrocería del 147 no puede digerir el impacto y acusa daños graves.
Los resultados pueden extrapolarse a todas las marcas y modelos, aunque en algunos se ven mayores diferencias que en otros. Pero la mejor noticia es que la mayoría de automóviles actuales ofrecen una seguridad adecuada, sobre todo los lanzados a partir de 2003. Únicamente las firmas de bajo coste, como Dacia y Tata, y los modelos derivados de vehículos industriales, como furgonetas y pick up(camionetas con caja de carga), siguen claramente por debajo de lo deseable. Aunque en estos modelos se registran ya las primeras buenas noticias: Ford ha conseguido las cinco estrellas, la máxima calificación que otorga el organismo, en su pick up Ranger y en su furgoneta Transit Tourneo.
Para obtener la máxima protección es vital contar con una carrocería resistente y con amplias zonas de deformación (el frontal es la principal), que permiten absorber la energía de la colisión para que no llegue al habitáculo y afecte a los ocupantes. Por eso, los coches grandes suelen proteger mejor que los pequeños. En las fotografías se aprecia que el frontal del 147 absorbió el golpe hasta llegar a su límite, pero después, la energía dañó el resto de su estructura, doblando el techo, desencajando la puerta y poniendo en riesgo a los ocupantes.
Los airbags y cinturones juegan también un papel vital, y deben mantener a los pasajeros bien sujetos dentro de una burbuja protectora. El diseño del interior resulta asimismo importante, porque siempre es mejor un habitáculo elaborado con materiales mullidos y formas planas, que otro con paneles rígidos y zonas en punta.
Los resultados de las pruebas de Euro NCAP se pueden consultar en su página web.
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