A las diez de la noche, cuando la mayoría de la gente ya va de regreso a sus hogares, Alade Market, en Shomolu, un suburbio de Lagos,empieza su bulliciosa actividad. Lámparas de queroseno improvisadas con latas iluminan la noche. El comercio inunda las calles de tiendas y quioscos de madera, donde todo se vende y todo se compra: ropa, utensilios de cocina, verduras, pescados, carnes... No hay espacio para coches, sólo los 'rickshaws' y las bicicletas pueden sumergirse en ese laberinto comercial.
Pero apenas hace quince días, el mercado estaba vacío. Como también lo estaban las calles, los comercios, las escuelas y los bancos. La ciudad se detuvo durante una semana por las huelgas y protestas provocadas por la decisión del gobierno de, repentinamente, anunciar laeliminación de los subsidios a la gasolina. Una medida que duplicó, de la noche a la mañana, su precio de 30 céntimos de euro a 66 céntimos.
El presidente Goodluck Jonathan justificó la medida asegurando quecon los casi 6.000 millones de euros ahorrados iban a rehabilitar las precarias plantas eléctricas,reparar las carreteras y mejorar la salud y la educación. Nigeria cuenta con un índice de Desarrollo Humano bajo. Se encuentra en el número 142 de dicha lista. Así que, cuando el precio del combustible se multiplicó por dos, y se reduplicó el precio de los bienes y los transportes, decenas de miles de nigerianos salieron a la calleprotagonizando las mayores protestas vividas en el país de las últimas décadas.
El pasado 16 de enero, el gobierno dio marcha atrás, y prometió unareducción del 30% del precio de la gasolina, lo que permitió un paulatino retorno a la normalidad. Entre el barullo del mercado, se oye gritar a las vendedoras "¡subsidio feliz!" a sus vecinos y compradores; una nueva manera de saludarse desde que se eliminó dicha prestación.
El ajetreo comercial en Alade Market oculta la realidad de otras partes de la capital nigeriana, Lagos, donde el ejército, enviado para poner fin a las protestas, ahora patrulla las calles ante la incomodidad de muchos pobladores ya que las raíces de la indignación ciudadana – y las razones por las que el subsidio es insostenible – siguen ahí.
Todo sube
Odutuyo Muibat, una comerciante de 32 años y madre de dos hijos organiza su mercancía: melones, pescado seco y pimienta. Muibat está en el negocio desde hace 25 años, es decir, desde que era una niña. Y sabe de lo que habla: "El aumento del precio de la gasolina tras la eliminación del subsidio nos ha afectado mucho. Le daré un ejemplo: por una cesta de melón pelado, que solía comprar por 15.000 nairas (70 euros), yahora tengo que pagar hasta 20.000 (94 euros). Lo mismo ocurre con una cesta de pimienta, que ahora me cuesta mil nairas (4,7 euros) y antes apenas me costaba la mitad".
Dice esta mujer que el coste deltransporte también se ha disparado. "Antes pagábamos unos 200 nairas y ahora ya ha subido a 500. Incluso los cargadores han subido sus precios de 200 a 300 nairas. Todo esto incrementa los costes, y debemos buscar la fórmula para compartir estos gastos con los clientes". Todo sube y Muibat no puede hacer otra cosa que aumentar los precios de sus productos.
"Desde que comenzó todo este asunto del precio del petróleo, - continúa la señora Muibat - muchos de nuestros clientes se han quejado.Algunos se enfadan cuando les decimos que un melón de tamaño medio que solía costar 200 nairas, ahora cuesta 300. Tras explicar la situación,muchos se conforman y pagan, pero maldicen al gobierno. Otras personas se van y dicen que no pueden pagar porque este aumento de precios les ha dejado sin un céntimo. Me piden que les fíe. Me siento obligada, en especial con aquellos a los que conozco desde hace años".
Pero aunque el precio de combustible se ha reducido, los costes no han bajado. "Tal y como le digo, nada ha cambiado – dice Muibat –. Los precios están donde quedaron. Aparte, desde que se eliminó el subsidio, tuvimos que dejar de comprar gasóleo para el generador que tenemos en casa porque salía muy caro".
Subsidios, ¿problema o solución?
"Lo único que sé desde que se eliminó el subsidio es que el precio del petróleo iba a subir. En la televisión y en la radio sólo habla la gente con estudios. Nadie les ha explicado nada a las mujeres del mercado. No nos creemos ninguna de las promesas sobre construir carreteras, escuelas y hospitales. Creemos que van a buscar dinero para ellos y no para lo que dicen".
Muchos economistas argumentan que hay que eliminar el subsidio porque es muy costoso y fomenta la corrupción. El pasado año el gobierno destinó 6.000 millones de euros, más que todo el presupuesto para salud, educación y agricultura juntos. La mayor parte de este dinero,dicen los analistas, cae en manos de los cárteles que importan petróleo y luego lo sacan de nuevo del país con un gran margen de beneficio. Pero los nigerianos creen que el gobierno debe esforzarse más en luchar contra la corrupción.
El país es todavía extremadamente pobre, a pesar de su riqueza en hidrocarburos. Según Amnistía Internacional, el 70% de los 6 millones de personas que viven en el Delta del río Níger, de donde procede el petróleo nacional, vive con menos de un dólar al día. Paradójicamente, Nigeria no tendría por qué subsidiar la gasolina.Con una producción de más de dos millones de barriles diarios, Nigeria es el sexto productor mundial de crudo.
Sin embargo, por culpa de la corrupción y de la mala gestión, es incapaz de refinarlo. Y el sistema de subsidios desalienta la inversión en refinerías. Sólo unos pocos nigerianos ven la eliminación del subsidio como una dolorosa pero necesaria medida que permitirá mejorar las infraestructuras nacionales y ayudar al país a salir de la pobreza.
Fuente; elmundo.es
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