jueves, 3 de octubre de 2013

Motor:Trueque de coches: ¡te lo cambio!

Las 4 reglas del trueque de coches

En sentido estricto, el trueque es un intercambio de bienes y servicios, sin mediar la intervención de dinero. Igual nos sirve para canjear patatas de nuestro huerto por huevos ecológicos del gallinero de un vecino que para sustituir nuestro coche… sin necesariamente aportar otro a cambio, incluso. Hoy, un parroquiano del bar donde desayuno habitualmente contaba cómo ha conseguido un Seat Ibiza TDi de 2005 entregando un congelador industrial procedente del cese de un negocio. Sin intermediario alguno ni más dinero que el que le cuesta poner el vehículo a su nombre.
Antes, la cosa era distinta. Tú querías un coche y para pagarlo decidías vender tu congelador; cerrabas el trato y con el dinerito te ibas a comprar el automóvil que otro había puesto a la venta con objeto de sacar algo de efectivo… para adquirir un congelador.
Hasta hace un par de años, eran muy pocos los que se aventuraban a ofrecer un intercambio de un coche por otro (y no digamos ya entre dos objetos no necesariamente equivalentes). Y es que los españoles somos “muy nuestros” a la hora de fijar el valor de lo propio y pagar lo ajeno, por eso esta práctica medieval cayó largo tiempo en el olvido o se redujo a círculos muy cerrados.
Sin embargo, en esos círculos -y yo conozco de primera mano dos de ellos: el de los coches clásicos y el de los instrumentos musicales- el método no es infrecuente: se trata de bienes casi de capricho con mala salida en el mercado y de difícil tasación por el ojo no experto. Hay trueques que salen mejor que otros, pero, por regla general, la satisfacción está asegurada si respetamos unos principios básicos.

Las 4 reglas del trueque de coches

La primera, como se deduce de las anteriores líneas, es perder el miedo al trato. Si de verdad la idea es vender algo para conseguir otra cosa que no sea dinero, probemos suerte con un “aceptaríacoche SUV a cambio” (por ejemplo) junto al anuncio de lo que ofrecemos. Y ese anuncio, aunque figure en páginas de, llamémosla, “venta convencional”, ha de ir acompañado de otros que puedas poner en webs de intercambio especializadas.
Ahora bien, tres preceptos inquebrantables han de acompañar el anterior principio de osadía y son lahonestidad, el realismo y la flexibilidad. Hay que ser honesto con lo que se ofrece. Y esto lo ligo con lo que más arriba comentaba sobre lo distinto que valoran algunos lo suyo con respecto a lo de los demás. En el trueque es especialmente importante ser sinceros con el estado de las cosas al no haber dinero de por medio… Suponemos que a quien se ha llevado tu Opel Corsa de 2008 a cambio de su Renault Scénic de 2006 no le vendrá bien gastarse 1.500 euros por sorpresa en reparar la caja de cambios del coche en “perfectísimo estado” que le endosaste. Siempre es importante ser buena persona y en el intercambio, más todavía.

¿En qué te tienes que fijar antes de hacerte con un coche? Sea compra o trueque, echa un vistazo a estos puntos


El realismo obedece al precio que has de fijar y que debería ser equivalente a lo que quieras conseguir. En el caso de los vehículos, te puedes guiar por la tasación gratuita que ofrecemos en Autocasion.com. Las correcciones al alza o a la baja las dejo a tu cargo.
La flexibilidad es clave porque no siempre te van a ofrecer lo que exactamente estabas buscando. En automóviles es más fácil ser indulgente, pues donde encaja un Volkswagen Sharan también entrará un Ford Galaxy. Sin embargo, si buscas un monovolumen no aceptes una lancha fuera borda a cambio, aunque su valor sea mayor, porque volverás de inmediato a la casilla de salida con algo que, si bien más caro, será mucho más difícil de “colocar” (y de aparcar, sobre todo si no hay agua de por medio…). Ten la mente abierta ante nuevas posibilidades y no te enroques en las equivalencias de valor, que seguro que al céntimo no se dará el equilibrio. Mientras consigas lo que quieras, bien está: no vas a “perder dinero”, pues no hay ningún dinero de por medio que perder.
Lo dicho: honestidad, realismo y flexibilidadY algo de osadía. Si quieres cambiar de coche y has visto ya uno que te interesa, ofrece el tuyo al dueño a cambio (y más o menos dinero según quieras subir o bajar de segmento… o añadir “alguna cosa” más para redondear), porque igual le brindas una nueva posibilidad en la que no había pensado. Vale, es verdad que esto también se da cuando no existe una clara necesidad. Pero tampoco yo pensé jamás en tener una moto con sidecar hasta que me la ofrecieron a cambio de un piano que, por otro lado, tampoco era un experto en tocar…

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